jueves, 26 de septiembre de 2019

La especulación es un arma de destrucción masiva

Para quienes creen que la palabra banca no rima con la ética o que sostenibilidad no se conjuga con los buenos negocios, vino a la Argentina el catalán Joan Mele para presentarnos la Fundación Dinero y Conciencia.
El martes estuvo en Coninagro invitado por su presidente, Carlos Iannizzotto, para despejar las dudas y los inconvenientes concretos que traen aparejado las iniciativas de este tipo.
Fue una conversación tan amena como honesta, al punto que, al ser consultado por la aplicabilidad del modelo en el sistema cooperativo, respondió: "depende. Nosotros evaluamos el proyecto, por supuesto, y lo apoyamos o le hacemos sugerencias de modificación si es que las amerita; pero más que nada hacemos foco en la persona que lo pide. Ahí está la clave."
El proyecto se diferencia en los grandes postulados, tales como el de no financiar lo que no corresponde, ya sea el comercio de armas, las industrias contaminantes, etc. Pero pueden hacer grandes excepciones, siempre y cuando el proyecto tenga un gran impacto social sea de carácter laboral o inclusivo, por ejemplo. Es evidente que, como siempre, la cuestión pasa por los detalles.
La mirada de Mele es fundamentalmente humanista. Su mayor preocupación pasa por la educación de los chicos en valores y por la paulatina animalización del hombre, que es algo más que supervivencia pura.
Cuando un inversor retira dinero de la banca tradicional muchas veces es interrogado por su banquero acerca de las razones del alejamiento. Cuando se responde que es para invertir en la banca ética aquellos suelen reconocer que contra la decisión moral no hay contraoferta posible porque, de hecho, si la hubiera no tendría sentido hacerla en forma tardía,, falta de convicción.
Mele insistió que tan importante como apoyar a los proyectos productivos, sustentables y de impacto social, es necesario cumplir con el compromiso asumido con el inversor y rendir cuentas en forma transparente. Por eso, el crecimiento vertiginoso es peligroso y complicado para el éxito a largo plazo del proyecto.
Explicó que hay un equipo de treinta personas trabajando en la Argentina, ya, para empezar a probar con los instrumentos financieros como los fondos de inversión.
Hacia el final de su exposición explicó que, de todos los males que puede aparejar la práctica financiera, la especulación es la peor; "es un arma de destrucción masiva", concluyó.

martes, 6 de agosto de 2019

La tos


Una tos alarmante llamó nuestra atención. Me dí vuelta y ví, en la mesa de atrás, contra la pared, a una mujer de unos sesenta años tosiendo fuertemente, con aparente asfixia, y a un hombre, enfrente suyo, que la miraba impávido.
Avergonzado, me dí vuelta. Preferí no intervenir en lo que podía ser una extraña relación de pareja, y seguí almorzando con mi hija, mientras escuchaba con cierta paz que la tos se normalizaba.
"Qué raro", dijimos ambos. "El la miraba sin mosquearse..."
A poco de terminar, sentí a mis espaldas que se levantaban, con algo más de ruido de sillas arrastradas que lo normal y, con el rabillo del ojo, pude ver el bastón blanco del señor que acompañaba a su mujer, de su brazo, parlotando francés.+

miércoles, 29 de mayo de 2019

Día de paro

Corrientes, hoy a las 12.40
A esta altura del siglo XXI, un día de paro es algo así como una suerte de asueto administrativo, porque las grandes corporaciones paran pero el inmenso parque del trabajo informal trabaja normalmente, y muchos o muchísimos trabajadores hacen home office.
La sensación de feriado, en lugar de miedo o de intranquilidad, brinda algo así como una pequeña satisfacción. Es como si la ciudad se incorporara al Slow Movement.
Un paro efectivo es el que logra impedir el funcionamiento del transporte público. Pero los comercios estuvieron mayoritariamente abiertos y activos, y el turismo fluyó en las veredas, en forma más evidente que otros días.
Si bien los empleados formales tuvieron dificultades para llegar a sus puestos de trabajo y los informales se las arreglaban para no perder el jornal, los excluídos se exhibieron normalmente en el microcentro. Ellos no pararon, porque no trabajan y ya ni buscan. No son ni desempleados. Por otra parte, saben que el paro de hoy a ellos no les modificará en nada su futuro.
Los diarios no llegaron, pero también es cierto que cada vez menos se lee el diario en papel. Los canillitas deberían cuidar más a sus lectores, no sea cosa que un día nos demos cuenta que no nos hace más falta recibir el periódico en casa.
Algunos taxistas recorrieron la ciudad en busca de pasajeros, pero los que trabajaron más que nunca son los choferes de Uber y Cabify, y los remiseros, off course.
Es obvio que fue un paro político, pero el efecto económico lo sentiremos todos los argentinos, especialmente los informales y los desplazados.
¿Nadie debería advertir estas cosas? 
¿Vamos a seguir actuando como si fuera el siglo XX?