No iba distraído. Al contrario, Estaba totalmente concentrado. Tal vez abstraído. ¿Complicado? Puede ser. Cualquier cosa antes que distraído.
El conductor, en cambio, estaba absolutamente dedicado a su labor de trasladar a una veintena de pasajeros a destino. Estaba concentrado, concentradísimo. No iba rápido ni lento. Avanzaba con firmeza por el Metrobus. Pensaba en llegar a la próxima parada y nada más que en eso. Sus ojos iban y venían desde metros más adelante hacia el colectivo y viceversa.
Un golpe seco. Un frenazo. El parabrisas derecho estrellado contra la cabeza del transeúnte que inesperadamente se lanzó a cruzar el Bajo con la luz equivocada.
Su cuerpo voló unos quince metros mientras que el del chofer quedó atornillado a la butaca, aferrado a su timón. Con angustia por su futuro y el de la víctima, indistintamente, lloraba con su boca pero sus ojos no derramaban lágrimas. Su mente sabía lo que su corazón aún ignoraba.
- ¿Qué necesita?, Le pregunté.
- Que llame a la terminal, dijo desesperado al consignarme su número.
Sus hijos, su mujer, el jefe, la justicia, los familiares de la víctima se paseaban en su imaginación solicitando respuestas impronunciables, increíbles, inaceptables frente a la realidad del atropellado.
Pasaba al otro bando. Ahora iba a tener que asistir a los tribunales con la difícil tarea de explicar su inocencia.+
Un golpe seco. Un frenazo. El parabrisas derecho estrellado contra la cabeza del transeúnte que inesperadamente se lanzó a cruzar el Bajo con la luz equivocada.
Su cuerpo voló unos quince metros mientras que el del chofer quedó atornillado a la butaca, aferrado a su timón. Con angustia por su futuro y el de la víctima, indistintamente, lloraba con su boca pero sus ojos no derramaban lágrimas. Su mente sabía lo que su corazón aún ignoraba.
- ¿Qué necesita?, Le pregunté.
- Que llame a la terminal, dijo desesperado al consignarme su número.
Sus hijos, su mujer, el jefe, la justicia, los familiares de la víctima se paseaban en su imaginación solicitando respuestas impronunciables, increíbles, inaceptables frente a la realidad del atropellado.
Pasaba al otro bando. Ahora iba a tener que asistir a los tribunales con la difícil tarea de explicar su inocencia.+