El hacinamiento y la falta de higiene en algunos lugares del conrubano de las grandes ciudades, puede motorizar la epidemia a gran velocidad. Además es probable que la informalidad económica y la anomia establecida en esos ambientes, impulse a cuentapropistas o a los desacatados de siempre tarde o temprano a quebrar la cuarentena, lo que seguramente agrave el proceso hasta comprometer al sistema sanitario.
Los hospitales de campaña, que aparecen con la catástrofe y se van cuando termina, parecen ser una adecuada respuesta para tales circunstancias. Recientemente, Tecnodimensión, una empresa de Girona (España) que ocupa 25 personas, entregó uno de mil metros a México, que le llevó 2500 horas de trabajo a un costo de unos 300 euros por metro.
En lo que respecta a su operación, habría que acudir a quienes tienen la mejor experiencia en esta materia: los militares. El hospital de campaña cuyas fotos recorrieron rápidamente las redes estos últimos días fue donado por China en 2017, pero Sanidad militar tuvo que reconstruirlo y dejarlo como se luce actualmente (ver foto). Hace diagnóstico, Shockroom, cirugías, e internacion para 28 pacientes. Esta tarea estuvo comandada por el general Pedro Abregú, retirado en el último recambio.
Un despliegue como éste puede dar apoyo y liberar la presión sobre el sistema sanitario actual. Como hizo China en Wuhan, cuando fue el pico de la emergencia: construyó un hospital en 30 días.
